Mi primera impresión de la Patagonia fue de una belleza sobrecogedora, y una pena inmensa al ver toda aquella destrucción, árboles retorcidos y muertos por el fuego, pero con una mirada más de cerca se ve que la naturaleza de niega a morir, La Patagonia se niega a morir, a pesar del ambiente inhóspito.
Es el reino del viento, montañas imponentes, glaciares, lagos turquesa, bosques, estepas y senderos en una soledad abrumadora.
La Patagonia invade el alma de tranquilidad, y quedas inmerso en la belleza de sus paisajes, es un lugar remoto, místico, increíble y alucinante con escenarios de indescriptible belleza.
Gracias Ale por habernos llevado a un lugar tan hermoso, tenemos que volver.